sábado, 6 de abril de 2019

"RASTREADORA"

Hola mis followers. Ya sabemos lo que son las fake news y cómo detectarlas, pero es necesario que veamos otras diferentes. Últimamente en todas las marquesinas, autobuses o vallas de publicidad encontramos una gran campaña contra las pseudociencias y la pseudomedicina. Y vamos a ver hoy cómo detectar estas feake news que pueden hacer daño a nuestra salud.

Pseudociencia es un término que ha ido creciendo estos últimos años, se trata de una serie de disciplinas que no tienen bases científicas, pero que se venden o pretender ser tratadas como una ciencia. Un ejemplo de pseudociencia es el Feng Shui, un  tipo de geomancia en donde se supone la existencia de una serie de energías como el chi y como la distribución de los elementos influye en las energías y que promete la cura de enfermedades a través de estas energías. Este tipo de ciencias no son noticias como tal, pero sí es información falsa que hace que seamos engañados. El ministerio de sanidad le ha declarado la guerra con una gran campaña que podemos ver por todos lados.


Pero no solo el ministerio le ha declarado la guerra, también un grupo de médicos del 112 ha creado una plataforma llamada Yo, Doctor, que se encarga de informar sobre los peligros de esta ciencia y de cómo debemos actuar. 
Unos de los bolos más importantes de las pseudociencias es que la vacunas producen enfermedades e incluso autismo a los niños. Esta creencia nació en 1998. Andrew Wakefield, entonces médico en Reino Unido, logró publicar un artículo en «The Lancet», en donde tras estudiar a doce niños, asociaba la vacuna triple vírica –contra el sarampión, las paperas y la rubeola– con el autismo. Dos años después, el Colegio General Médico Británico indagó sobre su investigación y acabó retirándole años después la licencia de médico, acusándole de actuar de forma deshonesta e irresponsable. Las conclusiones y los métodos del médico habían sido falsos. Poco después se descubrió que Wakefield había cobrado 80.000 euros de una agencia destinada a divulgar el daño de las vacunas. Incluso aún habiendo desmentido esto la OMC (Organización Médica Colegial) muchos padres siguen teniendo este miedo y no vacunan a sus hijos. Los creadores de Yo, Doctor hacen viñetas sobre este y otros bulos referidos a la sanidad. Os invito a ir a su página linkeada arriba y ver todas las ilustraciones y que las compartáis, ya que ellos dan permiso siempre que se les cite su autoría.




Como vemos, las vacunas no causan enfermedades y es algo contrastado. Es algo realmente increíble que en 2019 sigamos creyendo un bulo de 1998, principalmente porque sus consecuencias son mayoritariamente negativas:
Gales está viviendo una epidemia de sarampión en niños de 10 a 15 años que -según expertos- cuenta con más de 1.000 infectados y, de no actuar enérgicamente, podría llegar a afectar a un millón de personas. La decisión de vacunar o no a los hijos puede considerarse un derecho individual, pero es un derecho que puede tener consecuencias negativas (incluso fatales) en otras personas (y en toda la humanidad), ya que impide la erradicación de la infección. Esto es, no solo están en peligro de infección aquellos niños que no son vacunados, también aquellos que están en contacto con ellos porque pueden contagiar su enfermedad.
Por último os dejo un vídeo de uno de los doctores más reconocidos de Estados Unidos, reconocido por su divulgación científica y certificado por el Consejo de Médicos de Estados Unidos. En él, reacciona a un debate entre antivacunas y provacunas exponiendo su punto de vista como médico. Es realmente interesante, aún estando en inglés os animo a verlo.



Followers, es muy  importante tener claro qué es beneficiario para nuestra salud, este tipo de bulos normalmente tienen un fin económico que nos hace dudar de ciencias contrastadas y fiables como es la medicina, las vacunas o el uso de medicamentos. Estas prácticas son más usuales de lo que pensamos y por eso debemos combatirlas, está bien querer ser saludable, utilizar alimentos bio y sostenibles, pero siempre teniendo en cuenta nuestras características personales y por supuesto nuestra salud y la de los demás, porque este tipo de prácticas no solo ponen en juego nuestra vida, también la de los demás.

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